1892Instituto de Higiene
Los procesos de urbanización e industrialización afectaron, en parte, la calidad de vida de las personas, como consecuencia de los problemas de salubridad y falta de infraestructura y políticas públicas. A la carencia de un alcantarillado público, de agua potable, de normas de higiene en las industrias,
Se sumaron las miserables condiciones de vivienda de los obreros y el aumento de epidemias, como el de cólera, que entre 1886 y 1888, causó la muerte de más de veinte mil personas en la zona central[1]. Sin embargo las demandas sociales y las transformaciones en el ámbito de la ciencia y la tecnología impulsaron algunos cambios que en materia de higiene tendieron a ser abordados por nuevas instituciones estatales cercanas a la medicina y a la farmacia[2].
El 15 de septiembre de 1892 el presidente Jorge Montt Álvarez (1845-1922) estableció el Consejo Superior de Higiene bajo la supervisión del Ministerio del Interior, liderado por Ramón Barros Luco (1835-1919)[3]. Este Consejo tenía como labor principal estudiar y supervisar aspectos de salubridad de establecimientos públicos o particulares como escuelas, cárceles y fábricas, así también abordar problemas de higiene. También debía servir de consejo consultivo en los casos en que las autoridades desarrollaran proyectos de higiene y salubridad, al mismo tiempo que debía vigilar la calidad de alimentos, bebidas y alcoholes, el estado del agua y velar por el cumplimento de los reglamentos de salubridad pública. Junto con el Consejo se creó el Instituto de Higiene de Santiago, el que contó inicialmente con cinco secciones: Higiene y Estadística, Química y Toxicología, Microscopía y Bacteriología, Seroterapia e Instituto de Vacuna Animal y Desinfectorio Público. Dentro de sus obligaciones se encontraban realizar los estudios científicos de higiene pública y privada, practicar análisis químicos, bacteriológicos y microscópicos de sustancias susceptibles de incidir en la salubridad pública y coordinar la información que debía ser enviada para la formación de la estadística médica y demográfica del país[4]. Enmarcado en un pensamiento modernizador, tenía por principal misión atacar el problema de la insalubridad y las enfermedades en Chile, por medio de un conocimiento más acabado y de nuevas tecnologías de identificación y control[5].
El Instituto de Higiene fue una institución pionera en incorporar los avances de la ciencia médica en aspectos de salubridad pública. Ejemplo de ello fue la implementación de la vacuna antirrábica por la Sección de Seroterapia del instituto. Basándose en el método del bacteriólogo francés Louis Pasteur (1822-1895), la vacuna, era aplicable tanto para animales como para seres humanos y fue administrada para combatir los múltiples brotes de rabia que se generaban en la ciudad[6]. También se utilizaron nuevas tecnologías en el Desinfectorio Público, como los pulverizadores y la estufa Geneste Herscher, importados de Europa con el fin de detener enfermedades infecciosas como la viruela y la tuberculosis, entre otras. Como parte de las reglamentaciones sanitarias el Estado debía procurar estrategias de desinfección de los espacios y bienes posiblemente contaminados por los enfermos. Los nuevos instrumentos llegados al instituto fueron empleados por investigadores experimentados y reconocidos médicos nacionales, entre ellos los tres directores que el instituto tuvo durante su corta existencia hasta 1924. El primer director, el doctor Federico Puga Borne (1855-1935), ejerció su cargo entre 1892 y 1894 y fue un destacado político y ministro de Estado[7]. El segundo director, el doctor Alejandro del Río (1867-1939), que ejerció su cargo entre 1894 y 1904, representó a Chile en diversas conferencias científicas internacionales e impulsó el alcantarillado de Santiago[8]. El último director del instituto, el doctor Ricardo Dávila Boza (1850-1937), que ejerció su cargo entre 1904 y 1924, destacó entre muchas cosas por sus estudios sobre climatología y demografía y su influencia sobre la salud pública[9].
El edificio que acogió al Instituto de Higiene se ubicó hacia 1902 en el sector de la Chimba, en la ribera norte del río Mapocho y fue construido por el afamado arquitecto francés Emilio Jecquier (1866-1849). En aquel sector comenzó a llevar a cabo sus labores, destacando la cercanía que tenía con los barrios más populares de Santiago donde justamente se presentaban grandes problemas relacionados a la falta de higiene[10].
El Insituto de Higiene Pública sentó las bases de lo que sería más adelante el Instituto de Salud Pública de Chile. Considerando su aporte social, científico y arquitectónico el edificio fue declarado el 26 de julio de 1984 monumento histórico nacional, por el consejo de monumentos nacionales, en base al Decreto Supremo N°641[11].
[1] Claudia Droguett Díaz, Historia del Instituto de Salud Pública de Chile 1892-2009: camino al bicentenario (Santiago: Instituto de Salud Pública, 2009), 15.
[2] Ricardo Cruz-Coke, Historia de la medicina chilena (Santiago: Editorial Andrés Bello, 1995), 462.
[3] Pedro Ferrer, “Higiene y Asistencia Pública en Chile”, V Conferencia Sanitaria Internacional Americana (1911): 34.
[4] Pedro Ferrer, Album Gráfico del Instituto de Higiene de Santiago (Santiago: Instituto de Higiene Pública, 1910)
[5] Ferrer, Higiene y Asistencia Pública en Chile, 29 y 36.
[6] Enrique Laval y Paulina Lepe, “Una visión histórica de la rabia en Chile”, Revista chilena de infectología Vol.25: N°2 (abril, 2008): 53-54.
[7] Federico Puga Borne (Santiago: Biblioteca del Congreso), disponible en: http://historiapolitica.bcn.cl/resenas_parlamentarias/wiki/Federico_Puga_Borne (citado el 22 de enero de 2013)
[8] Ricardo Cruz-Coke, Historia de la medicina chilena, 479.
[9] Enrique Laval, “El Doctor Ricardo Dávila Boza: Pionero de la infectología chilena. Higienista y salubrista”, Revista chilena de infectología Vol.25: N°6 (dic., 2008): 476.
[10] Biblioteca Nacional de Chile, Plano de la ciudad de Santiago en 1900 (Santiago: Biblioteca Nacional de Chile), disponible en:
http://www.archivovisual.cl/plano-de-santiago-9 (citado el 22 de enero de 2013)
[11] Ministerio de Educación. Decreto Supremo N°641 (Santiago: Biblioteca del Congreso Nacional, 1984), disponible en:
http://www.leychile.cl/Navegar?idNorma=14849&idParte=9040699&idVersion=1984-12-13 (citado el 22 de enero de 2013)