1923Subestación Eléctrica San Cristóbal

La Subestación San Cristóbal correspondió a uno de las principales proyectos de la Compañía Chilena de Electricidad Limitada, creada en 1921 con la fusión de The Chilean Electric Tramway and Light Co. (1889) y la Compañía Nacional de Fuerza Eléctrica (1919).

Levantada en 1923, correspondió a una instalación de transmisión, es decir de transporte de la energía eléctrica desde los puntos de generación hasta los puntos donde la energía era requerida por sus usuarios finales[2].

 La energía generada por las centrales se trasladaba a través de líneas que llegaban al edificio de la Subestación San Cristóbal, el que contenía la infraestructura necesaria para la transformación de la tensión y la frecuencia de la línea por medio de una sala de despacho de cargas[3]. Entre 1921 y 1924 se trazó la primera línea de transmisión en Chile, desde la subestación San Cristóbal hasta las subestaciones Las Vegas y Miraflores. Con 110 kV, este sistema permitió el uso de la energía en puntos distantes a su gestación, logrando disminuir los costos y alimentar el funcionamiento del ferrocarril Santiago-Valparaíso y de los nuevos barrios situados al sur de la Alameda[4]. Esta fue la primera de varias líneas levantadas en el decenio de 1920, las que formarían más adelante un completo sistema de eléctrico que sostendría el consumo energético en las tres provincias principales del país: Santiago, Valparaíso y Rancagua[5]. Posteriormente el emplazamiento de la subestación fue clave para las conexiones del sistema central que se quería establecer con ciudades como Viña del Mar y su subestación en Miraflores.

La Subestación Eléctrica San Cristóbal empezó su funcionamiento en 1923 en las faldas del Cerro San Cristóbal en calle Domínica, como apoyo a la Hidroeléctrica Maitenes[6]. A partir de 1922 el entorno de la subestación comenzó a constituirse como uno de los principales parques de Santiago, gracias a la construcción de un funicular y a la forestación del cerro por parte de la Intendencia y transformación en un paseo público[7]. Con una estructura rectangular simple de albañilería y estucado, la subestación se construyó para albergar los equipos necesarios para los procesos de transformación de tensión y contó con espacio suficiente para el levantamiento de las instalaciones eléctricas que conectaban las líneas de 110 kV. El cableado subterráneo para tales conexiones estuvo compuesto por cuatro cables que llegaban a las distintas subestaciones del sistema interconectado.

Las empresas eléctricas de inicios del siglo XX contaban con instalaciones para abastecer de forma independiente sus necesidades, además de desarrollar libremente la actividad eléctrica al no estar mayormente sujetas al control estatal. Este contexto llevó a la creación en 1925, bajo el decreto nº 252, de la Ley General de Servicios Eléctricos que buscó regular el servicio de suministro. Sin embargo no fue hasta la creación de la CORFO en 1939 que el Gobierno empezó a intervenir más activamente en el funcionamiento y las concesiones del servicio público y privado en el país.

La subestación es parte importante del patrimonio industrial eléctrico de principios del siglo XX y representa el ideal de progreso que acompañó el proceso de transformación de Santiago en metrópoli. Actualmente, la subestación San Cristóbal, perteneciente a Chilectra, cuenta con una superficie de 4.023 m2 para sus instalaciones. En los últimos años se han reforzado las líneas de voltaje para un mayor rendimiento energético en relación a la demanda actual.


[1] Iniciaba sus operaciones con 22000 kW de potencia instalada. Chilectra, 75 años Chilectra S.A. (Santiago: Depto. De Relaciones Públicas Chilectra S.A., 1996),  9-10.

[2] Comisión Nacional de Energía, La regulación del Segmento de Distribución en Chile (Santiago: Gobierno de Chile, 2006), 5.

[3] Comisión Nacional de Energía, La regulación del Segmento, 16.

[4] Chilectra, 75 años Chilectra S.A. (Santiago: Depto. De Relaciones Públicas Chilectra S.A., 1996), 11.

[5] ENDESA (Chile), Plan de Electrificación del país (Santiago: Corporación de Fomento de la Producción, 1956),  106-107.

[6] Instituto de Ingenieros de Chile, Política eléctrica (Santiago: Editorial Universitaria, 1988), 28.

[7] Armando de Ramón, Santiago de Chile (1541-1991) Historia de una sociedad urbana (Santiago: Editorial Sudamericana, 2000), 223.